Publicado por Lic. Mariana Alba Monichón
La decisión de consultar a un profesional, psicólogo surge frecuentemente cuando algo del orden de la angustia y del sufrimiento se nos hace insostenible.
Hay algo que nos mueve a con-sultar, a pensar con el otro, abriendo un camino donde ese padecer se lo pueda cuestionar, interrogar, descubrir. Algo hace que se piense que, la palabra debe ser escuchada y que haga que ese padecimiento se vuelva un poco más soportable.
Muchas veces el decidirse a consultar con un extraño, ajeno a nosotros, implica un recorrido lleno de dudas e incertidumbres, otras veces nos permite acercarnos con más libertad dejando de lado ciertos prejuicios transmitidos socialmente, sostenidos por el imaginario colectivo.
Pero cada sujeto es único, es uno, con su sufrimiento, con su historia, con ese padecer que diagrama la singularidad de su conflictiva. Ese sufrimiento hace que alguien nos convoque a ocupar un lugar, lugar del analista, lugar que a partir de la escucha y de la instalación de la transferencia haga del proceso, un acto analítico, un acto ético.
El psicoanalista no tendrá la respuesta sobre ese sufrimiento, pero sí a partir del mismo intentará que se genere en ese espacio, una pregunta, un interrogante que permita pensar aquello que ese padecer dice como respuesta.
Se trata de poder darle un sentido, de reordenar simbólicamente aquello que muchas veces por no poder hablarse, se expresa como síntoma.
Pero qué son los síntomas? Los síntomas aparecen como la expresión de conflictos inconscientes que no pueden ser tramitados simbólicamente, a partir de ello se presentan anudados en sus más diversas expresiones
El síntoma hace que el sujeto sufra, o por el lado de la inhibición, o también como aquel que quiere hacer alguna cosa y no lo logra, o por la creación desmedida de rituales y pensamientos obsesivos , o con la modalidad fóbica, utilizando la evitación y el enclaustramiento severo como defensa ante el miedo. El síntoma también hace su aparición en el cuerpo, la angustia que desborda y se presentifica en forma de palpitaciones, sudoraciones, mareos, opresión en el pecho, o también en las llamadas manifestaciones “psicosomáticas” en sus diversas presentaciones
Todo síntoma posee un sentido, darle un lugar, recorrerlo, construir y de- construir para volver a armar serán partes de un mismo proceso, donde el sujeto sea conducido a situarse de otro modo y desde otro lugar en relación a su padecer encontrando nuevas formas de posicionarse en relación a su deseo y a su saber.
El éxito o el fracaso en un tratamiento no depende exclusivamente del levantamiento de los síntomas y/o la erradicación de la angustia, sino que será bordeando, recorriendo sus significantes en donde ese sujeto encontrará un nuevo saber en relación a su existencia, donde podrá encontrarse e incluir nuevas versiones sobre su propia historia y realidad.